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El problema “En México no le toman importancia a la orientación vocacional”

El problema

IEGE

Dr. José Manuel Álvarez Manilla

Problema, en mi definición de elección, es: un estado de cosas que: a) causa insatisfacción y b) opone resistencia al cambio. El informe de los últimos resultados de la prueba PISA evidentemente causa insatisfacción y el mismo resultado arrastrado desde la primera aplicación de PISA de los estudiantes mexicanos ocupando el último o penúltimo lugar entre los países que aplican la prueba, muestran, a todas luces, una resistencia al cambio.

Cada tres años se repite el ritual de rasgarnos las vestiduras y buscar culpables pero la respuesta siempre es más de lo mismo: insistir en los contenidos. La reformas educativas del pasado no alteraron los resultados de PISA. La acción siempre ha girado sobre los contenidos y la evaluación llevada a cabo a los docentes también ha girado sobre los contenidos.

Los resultados de PISA son un síntoma, la parte evidente del problema; el problema hay que buscarlo en la parte subyacente al síntoma y para ello hay que ver qué mide la prueba; mide razonamiento –razonamiento verbal, numérico y abstracto– y no solo contenidos; es decir está midiendo algo que no se enseña a los estudiantes mexicanos. Sería interesante aplicar la prueba PISA a los maestros de la misma muestra  de estudiantes.

Otro factor digno de destacar son los resultados de los estudiantes de otros países en los cuales dominaron los asiáticos. Evidentemente estos han dado prioridad e invertido en la educación como factor de desarrollo de su capacidad científica y tecnológica; pero además está el factor cultural: la cantidad de horas fuera del horario escolar que los estudiantes asiáticos dedican a las tareas y al estudio.

Una porción importante del problema es el aparato corporativo escolar –tanto cupular como de base– que no ha sido capaz de poner soluciones eficaces a través de varias décadas y no solo eso, se ha acorazado para admitir soluciones –que las hay– de instancias no oficiales, ignorándolas o bloqueándolas deliberadamente.

La evaluación del razonamiento –no punitiva– necesita ser aplicada a docentes y a alumnos; a los docentes para orientar su formación y a los alumnos que se rezagan en la aptitud de pensar con palabras, números y abstracciones – para ayudarlos a alcanzar la etapa de pensamiento abstracto que, de acuerdo a la psicología educativa, puede ser alcanzada a partir de los doce años.

La pregunta es: ¿se va a seguir haciendo lo mismo a pesar del fracaso reiterado?

 

PISA: Programme for International Student Assessment

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